José Yacopi
 
Vasco, luthier de nacimiento, vino cansado de la guerra.La calidad de sus trabajos le valió el prestigio internacional.

Es de origen vasco, de los pagos de Vitoria, provincia de Alava, un luthier de buena cepa. de españolísimo acento que ya suma cuarenta y dos años de residencia en la Argentina.

  Dos guerras pasadas y el presagio de una tercera impulsaron al padre de José Yacopi, un italiano oriundo de Toscana, a buscar un refugio seguro, lejos del Viejo Continente. 

  “Este país era la gloria , prometía paz y trabajo, imagínese lo que esto significaba para quienes huíamos de Europa. Guerra, miseria y sobre todo mucho miedo... Y aquí en América, ser luthier era toda una novedad. A mi no me costo seguir la herencia de mi padre. Después de todo, el oficio de artesano era lo más conveniente. Me crié en un ambiente netamente musical y desde chico solía a menudo espiar a mi padre mientras trabajaba silenciosamente en el taller." 

  París, Barcelona, Madrid, Bilbao o Algeciras.  "Con papá viajamos por muchas ciudades de Europa buscando un sitio definitivo para nuestra residencia." claro, que esto de ir de un lado a otro tiene sus ventajas.

"Probando suerte aprendí a hablar fluidamente el francés (y con posterioridad el Inglés), a punto tal que algunos en Francia estaban convencidos de que mi origen era galo.” 

Yacopi (insiste en que su apellido debería escribirse con "i" latina), se ufana de esta tarea que encaró desde muy joven, y, tanto más, en la Argentina, donde se han multiplicado con escasez algunos de estos artesanos. "Aquí -según cuenta- no llegan a la media docena.

En España, en cambio, hay muchísimos pero no creo que alcancen a seis los más cotizados; en Alemania hay apenas tres o cuatro. En Francia hay algunos muy famosos que se consideran los “stars” entre los, Iuthiers, que cobran alrededor de 8000 dólares por cada guitarra y confeccionan una lista de espera de clientes, que se extiende, hasta los diez, años." 

  Al llegar a la Argentina, el padre de Yacopi buscó una zona ubicada en el sur de la provincia de Buenos Aires. Fue una alternativa que consideró como la mejor hasta que entendió que por su trabajo debía estar más, próximo a los centros de consumo "donde la gente «transcurre», «se conoce» y después adquiere una guitarra de concierto”. 

  Ser luthier -dice Yacopi- implica ser un hombre infinitamente paciente, dedicado a la elaboración manual de instrumentos." En sus manos queda el trabajo del tramo inicial y final de cada unidad, supervisando luego el resto de los pasos del que están a cargo los operarios que colaboran con él. 

  Pero Yocopi es, además de artesano, un hombre atento a los secretos del buen negocio. Sabe comercializar las guitarras de concierto talladas por él; (cómo si se tratara de esculturas), y con "firma autorizada" a los nipones que desde hace veinte años se han constituido en sus más exigentes clientes. "Japón es un país que importa este tipo de instrumentos de concierto. En cuánto al diseño, se esta volviendo al que poseían en sus orígenes: una definición suave, un toque sensual y grato." 

  “Me pregunta usted cuántas confeccione en mi vida. Tal vez unas dos mil -no podría dar un dato exacto-, de las mejores, pero esto no es materia de competencia industrial. El valor está en la confección manual de cada una, en la seria precisión con que se va logrando paso a paso."

El taller de JY funciona a una cuadra de la avenida-del Libertador, en San Fernando. Está también allí su casa (que comparte con su familia), a la que llegó buscando "provisionalmente" una alternativa para reemplazar la propiedad de Villegas. De provisional paso a definitiva lo y lo cierto es que hace unas cuatro décadas Que reside en ese lugar de la zona norte Además de su oficina céntrica, que instaló en la zona de Congreso, desde donde comanda y concreta negocios, atiende a viejos clientes que no sólo acuden a JY para adquirir guitarras de concierto de primer nivel sino para repararlas. 

  Algunos personajes de -renombre que recuerda, como Irme Costanzo, Eduardo Falú, Narciso Yepes, Edmundo Riveoro, María Laura Anido, Oscar AIemán, Atahualpa Yupanqui, Javier Torres y Cacho Tirao, entro otros, integran una larga lista de clientes y también amigos que Yacopi se ganó con no poco talento, en el país y fuera de él. “María Luisa Anido -comenta- me contó que durante un encuentro circunstancial con Andrés Segovia, éste ponderó una guitarra de la concertista que precisamente yo le vendí y en cuyo fondo figura mi firma. 

A los 74 años, Yacopi -un capricorniano nacido un 28 de diciembre- parece bastante satisfecho con el reconocimiento logrado por su trabajo (al que le dedica a veces unas doce horas diarias en el taller.) Algunas de sus "Obras" merecieron premios Internacionales: Buenos Aires, Madrid, Londres y dos en Barcelona. 

Una cuota de buen humor nunca está de más en boca de Yacopi. Que dice también, hacerse cargo de la elaboración de "extraños instrumentos" para el conjunto Les Luthiers. "Confeccionar algunas de estas piezas resulta una labor compleja Condimento, para mí, esencial en la vida. Pues fíjese qué aburrido sería comenzar cada, día sin lucha, sin poner todos y cada uno de los sentidos para alcanzar pequeñas metas cotidianas. Con sal y pimienta, y, como dicen, ahora, con mucha, mucha buena onda."

Adriana B. Anzillotti

Nota publicada el 29/09/91 en la revista del diario La Nación (Argentina) Pag. 38.

Guitarras Clásicas de Concierto, José Yacopi - Luthier, Guitarras Criollas, Guitarras Españolas

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